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VIAJES Y COOPERACIÓN

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domingo, 27 de abril de 2008

EL OCEANO

Al ir acercándote a los campamentos, una extraña
sensación va invadiendo tu cuerpo poco a poco. Te vas
sintiendo cada vez más aislado, como una transición
entre dos mundos, son muchos kilómetros de arena y
piedras. Nada más, arena y piedras.
Al llegar al campamento te sientes como un pequeño
bote en mitad del océano, solo, aislado, olvidado. A
merced de las olas. El viento baila a tu alrededor y
con él la arena. Rebelde e imprevisible, te envuelve y
se va, se alza sobre tu cabeza y bajo tus pies, en mil
y una direcciones.

En mitad de la nada, en mitad de una tierra ardiente y
estéril, se alza el pueblo saharaui.
El mar que les pertenece, les espera triste en la
distancia, esperando algún dia volver a verles en un
lugar del que jamás debieron partir, esperando volver
a sentirles entre sus aguas, volver a ver sus
sonrisas, que ni el desierto pudo borrar. El mar
llora su ausencia, les espera triste y ausente, les
extraña.
El calor y el frio se suceden vertiginosamente, como
el sol y el viento.
Una cabra camina fatigada entre las jaimas, entre las
casas de barro.
A mediodía la vida se detiene, no se ve a nadie, el
sol es demasiado fuerte y todos esperan en sus jaimas
que la tarde entre y se vaya sumergiendo poco a poco
en el frio de la noche.
Al bajar el sol, algunos niños salen a jugar, sin
videojuegos ni elaborados juguetes, se tienen a ellos
mismos y eso basta. Su alegría contrasta con su
situación, dura y penosa, en mitad de la nada.
En mitad de la nada.
Se levantaron jaimas, casas de adobe, crecieron
colegios y hospitales, casas de ancianos y escuelas de
mujeres. Hasta un huerto tuvo la osadía de hacerse un
hueco en aquel infierno.
Y así creció el pueblo saharaui, entre la esperanza y
la resignación, entre la muerte y la vida, atrapados
en el pasado, soñando con un futuro que no llega.
Y entre tanta ausencia, su sonrisa, su fuerza. Parece
increíble pero allí está, inquebrantable. Un pueblo de
paz y esperanza, esperando que se haga justicia,
marginados y olvidados.
Al pasear por la wilaya, todo parece mentira, las
casas, la gente, las cabras, no parece ser real. Es un
decorado, un escenario, te repites una y otra vez, no
puede haber gente viviendo aquí, pero así es, aquí
están.
Al caer la noche, la sensación de irrealidad aumenta.
Miles de estrellas rodean los campamentos, las jaimas
descansan y llega el silencio, un silencio olvidado en
Europa, inexistente. Aquí aun resiste, solo el viento
se atreve a romperlo. Al caer la noche, la belleza del
lugar te hace olvidar el infierno. Dudas si viajaste
en el espacio o en el tiempo. Si recorriste kilómetros
o siglos atrás. La vida se detuvo un día para los
saharauis y en vez de avanzar, el tiempo les obligó a
retroceder hacia el pasado negándoles un futuro que
les pertenece.
La vida se paró un día, en el Sahara, en el desierto
de los desiertos, entre la arena, entre las dunas. Tan
solo espera, con calma y un te entre sus manos, que
algún día se haga justicia y la vida vuelva y los
saharauis puedan crecer en paz y libertad y el futuro
robado les sea devuelto.
Tan solo espera.
Tan solo espera.
… ¿hasta cuando?

jueves, 24 de abril de 2008

SEIS DIAS EN EL SAHARA


Al llegar a España tras 6 días con los saharauis la sensación era como si hubiéramos vivido un sueño, como si todo lo que habíamos visto, escuchado y sentido esos días no fuera real.
Como si la vida no se hubiese visto obligada a permanecer allí en aquellos campamentos, como si aquella gente que conocimos no se hubieran quedado allí, sino que hubieran regresado también a sus casas en otros países como nosotros. Pero no es así, allí quedaron. Allí permanecen.
Viajamos al Sahara con dos objetivos principales:
Llevar material escolar a colegios necesitados a través del proyecto LAPICES PARA LA PAZ. Entre los cinco que formábamos la expedición conseguimos transportar 120kg de material escolar que distribuimos en dos colegios. Para la distribución del material, contamos con la ayuda de Farra y Maimuna, dos mujeres saharauis de la escuela de formación de mujeres de Dajla. El sábado nos invitaron a comer, un cous-cous delicioso con carne de camello. También nos regalaron colgantes y ropa típica saharaui (la melfa para las mujeres y la fokía para los hombres), en una muestra más de la entrañable y cálida acogida que los saharauis brindan a sus visitantes.
El segundo objetivo de nuestro viaje era conocer en primera persona los campamentos de refugiados, observar como viven, como se organizan, como son capaces de afrontar las duras condiciones del Sahara. Lo que allí pudimos ver nos dejó maravillados. La fuerza de esta gente no parece tener limites y tras 33 años en el exilio forzado han conseguido desarrollar unas infraestructuras básicas que permite, por ejemplo, que el 100% de los niños y niñas estén escolarizados.

Han conseguido crear escuelas para personas con discapacidad, hospitales e incluso un huerto. Todo ello con la ayuda de la cooperación internacional, ayuda sin la cual por desgracia no podrían vivir, de la que dependen en gran medida para su subsistencia.
Pero este pueblo no necesita ayuda, lo que necesita es justicia.
Necesita que le sea devuelto lo que es suyo, la tierra que le fue robada y aún hoy sigue en poder de Marruecos que mantiene su ocupación ilegal del Sahara Occidental.

A pesar de las múltiples muestras de solidaridad con el pueblo saharaui que ha mostrado siempre la sociedad civil española, nuestro s gobiernos no han hecho nada por solucionar este conflicto. España tiene una responsabilidad mayor que ningún otro país, pero nuestros gobiernos miran hacia otro lado e ignoran un conflicto que nació casi a la par que nuestra democracia.
Los saharauis llevan muchos años ejerciendo una resistencia pacifica, ¿y para que les ha servido? Occidente pide a todos los pueblos en conflicto del mundo que dejen las armas y negocien con la palabra. Eso es lo que han hecho los saharauis desde 1991, y Occidente les ignora. ¿Les escuchará algún día si vuelven a tomar las armas? ¿o entonces serán marcados como terroristas? ¿Qué camino han de seguir los saharauis para lograr la independencia que les pertenece?
Hay rumores que mucha gente está cansada y que quizá vuelvan a tomar las armas… esperemos que no sea así. Eso sólo conduciría a más dolor y sufrimiento para ambas partes, pero ¿dónde esta la solución? ¿dónde está la salida para este pueblo olvidado?

Nuestro viaje también coincidió con el V Festival Internacional del Sahara. Muchos actores famosos viajaron hasta Dajla (wilaya donde tuvo lugar el festival) y pronunciaron palabras de compromiso y solidaridad con el pueblo saharaui. Una manera más de reivindicar sus derechos y hacer oír al mundo su voz.
El pueblo saharaui pudo disfrutar de cine por una vez al año y sus jóvenes pudieron participar en talleres de formación audiovisual.


Vivimos estos 6 dias con una familia compuesta por Denbet, mujer viuda de entrañable serenidad y limpia mirada, y sus 6 hijos.
El mayor vive en Tindouf y no le conocimos. El siguiente, Ali, de unos 14 años, ha asumido en cierta medida el rol de su padre, muerto hace algunos años, y ayuda en la cocina, cuida las cabras y vende desde el coche productos básicos para ayudar en la economía familiar.
Mohammed y Hajmed son los medianos, de unos 11 y 10 años aproximadamente, hablan español gracias a sus veraneos en Sevilla y Malaga con familias de acogida. Chicos muy responsables para su edad. El siguiente es Halifa, de unos 6 o 7 años, callado y siempre con ganas de jugar. El último, Kofi, tiene una mirada muy especial, muy despierta. Sonriente y feliz, es pura energía.

Gavila, su prima, fue nuestra guía durante estos días. Una adolescente de 16 años, madura e inocente a la vez, nos trató realmente bien y se desvivió cada minuto porque estuviéramos bien. Una inmejorable compañía para nuestra estancia.
Una familia que nos caló hondo, que nos acogió con los brazos abiertos y nos trató como si fuéramos sus propios hijos desde el primer momento.
Shukram

lunes, 21 de abril de 2008

SENSACIONES DE REGRESO


Saharauis, una sonrisa, una mirada.
Un pueblo sin hogar, traicionados por el mundo.
El viento sopla con fuerza, la arena vuela el desierto, envuelve la vida, la esperanza.
Una cabra escuálida, un camello machacado, por el sol, por el hambre, como todos allí.
Y sin embargo, su sonrisa brilla con fuerza, con energía, acompañada también con la mirada de la resignación, de la tristeza.
Muchos años en el olvido.
Demasiados…
Saharauis,
presente desgarrador, futuro incierto
saharauis
imposible quedarse indiferente ante su mirada, ante su dolor.
El té viaja de vaso en vaso, interminable, incansable, eterno
Sensación de estar en familia desde el primer instante,
Cálida acogida, cálidas manos que te estrechan y te piden consuelo, justicia.
El mundo les dio la espalda, como a tantos otros…
Y allí nace, vive y muere un pueblo, con fuerza y dignidad.
Con la palabra como argumento, con las armas cubiertas de telarañas
Con la única ilusión de la libertad, de poder pasear sin miedo por su país,
y disfrutar del mar y de la vida, una vida que parece darles la espalda, pero ellos resisten con entereza, con firmeza.
saharauis
volvemos a casa, a nuestras comodidades, nuestros lujos,
y ellos quedaron allí, en la nada, en la más absoluta de las nadas.
Rodeados de kilómetros y kilómetros de arena.
Unas manos surcan el aire en señal de despedida
el corazón se encoge y las palabras, torpes, no aciertan a expresar lo que sentimos al verles alejarse hasta convertirse en una mancha en el horizonte…
la esperanza de que algún dia se haga justicia, y esos niños puedan crecer con ilusiones y sueños como siempre debió ser.
mientras tanto, aquí estaremos, apretando vuestra mano y compartiendo vuestros sueños,
como hermanos
lo que siempre fuimos…

domingo, 13 de abril de 2008

VIAJE A LOS CAMPAMENTOS SAHARAUIS



Llegó el momento. Ya hemos cargado la mochila con todo el material e ilusión que nos ha cabido y mañana emprendemos rumbo al Sahara participando en el proyecto Lapices para la paz, creado por Alicia y Teresa en 2006 cuando viajaron a Palestina con el mismo fin de llevar material escolar a zonas en conflicto.



" En 1976 España abandona los territorios que conformaban su antigua colonia del Sahara Occidental, que había sido considerada hasta ese momento como una provincia española más, permitiendo la invasión militar del territorio saharaui por parte del Reino de Marruecos con la conocida "marcha verde". El 27 de febrero de aquel año, coincidiendo con la salida del último soldado español de los territorios, el pueblo saharaui, que desde hacía años reclamaba su independencia apoyados por la comunidad internacional a través de diversas resoluciones de la ONU y del Tribunal Internacional de La Haya, proclama la República Árabe Saharaui Democrática (RASD).

Es así que comienza la guerra entre el Frente Polisario, legítimo representante del pueblo saharaui, y el Reino de Marruecos; guerra para la que se alcanzará un alto al fuego en 1991 a través de la formulación de un plan de paz para el Sahara Occidental mediado por la ONU y la OUA. Dicho plan prevé la celebración de un referéndum de autodeterminación en el que el pueblo saharaui pueda decidir libremente su destino. Desde aquel entonces, los permanentes obstáculos puestos por la administración marroquí han ido retrasando el proceso hasta llevarlo a la situación de estancamiento en el que se encuentra en la actualidad.

Desde aquel fatídico año se inició el éxodo saharaui: han pasado por la frontera entre el Sahara Occidental y Argelia miles de hombres y mujeres saharauis que han abandonado su tierra ante la invasión y consecuente represión marroquí. Los que consiguieron atravesar este desierto se instalaron en la hammada argelina de la región de Tinduf, "el desierto del desierto". A la escasez de agua, luz eléctrica y alimentos se suman las difíciles condiciones climáticas que tienen que soportar. Los refugiados saharauis instalaron allí sus jaimas y día a día han ido organizando sus campamentos conjuntamente con la ayuda internacional.

Más de 32 años después, son, aproximadamente, 200.000 personas, en su mayoría mujeres, niños y jóvenes, los refugiados que aún soportan un exilio injustificado, viviendo en condiciones precarias y de extrema dureza en la zona más inhóspita del desierto, sobreviviendo con dignidad y esperando la realización del ansiado referéndum."



" Los campamentos suponen un esbozo de estructura administrativa en los que han ido repitiendo el nombre de sus ciudades del Sahara Occidental. Los refugiados se han distribuido en cuatro campamentos distintos, o wylayas (provincias); cada una cuenta con una población de entre 45.000 y 50.000 habitantes. Estas provincias a su vez se componen de varias poblaciones y municipios (dairas) los que a su vez se componen de cuatro barrios, en el centro de los cuales se ubica el centro administrativo, el dispensario y el resto de instalaciones comunes y administrativas.
Los campamentos de refugiados no cuentan con instalación eléctrica ni agua potable. Sin embargo existen algunos pozos de los que se extrae agua salitrosa y la mayoría de la población cuenta con pequeños generadores eléctricos alimentados por placas solares.

Alrededor del 65% de la población son mujeres. Son ellas las que principalmente cuidan loa familia. Las organizaciones creadas y autogestionadas por el pueblo saharaui en el exilio han logrado una extraordinaria hazaña de erradicar casi por completo el analfabetismo. Existen centros de cuidado y escuelas primarias en cada campamento, así como pequeñas cooperativas y organizaciones dedicadas a la educación. Hay dos escuelas secundarias importantes, una especialmente dedicada a la formación de mujeres.

Argelia y Cuba reciben niños saharauis para su educación secundaria y universitaria. Los campamentos cuentan con una pequeña estación de radio y un canal de cable que trasmite en su mayoría material educativo. En este contexto los saharauis, sobretodo las nuevas generaciones, tienen un acceso limitado a formas de entretenimiento y cultura que no solo podrían enriquecer sus vidas, sino que les daría las herramientas necesarias que les permitirían utilizar los medios de comunicación y el cine para realizar reflexiones propias acerca de su realidad."

Texto sacado de la pagina oficial del Festival de cine del Sahara, proyecto que tendrá lugar en los campamentos de refugiados de Tinduf, concretamente en la Wilaya de Dajla, situados en la zona occidental de Argelia cercana a los territorios ocupados.
Estaremos alli una semana conociendo en persona su modo de vida, su famoso caracter abierto y hospitalario, los grandes logros que han conseguido en condiciones tan duras de vida y reivindicando su derecho a decidir su destino, el derecho a ese referendum de autodeterminación que nunca se celebró, su derecho a luchar y a vivir en otras condiciones, lejos del infierno en que puede convertirse un desierto, desierto donde los saharauis llevan 32 años viviendo, organizandose y esperando que se haga justicia. 32 años son demasiados...

sábado, 12 de abril de 2008

fotografia publicada en un periodico hindu


Si una imagen vale mas que mil palabras, esta sin duda lo vale.
El altruismo, la generosidad, el respeto por la vida...

miércoles, 9 de abril de 2008

LA LUCHA CONTRA LA FISTULA EN ETIOPIA

Becky Kiser es una mujer norteamericana que descubrió durante un viaje turístico a Etiopía la realidad a la que se enfrentan las mujeres que sufren de fístula obstétrica, un trauma fisiológico que convierte sus vidas en una pesadilla y les condena a sufrir el rechazo social más absoluto.

Conmovida por su situación y decidida a ayudar a estas mujeres, Becky creó "Trampled Rose", una organización que hoy acoge y atiende a cientos de mujeres mientras esperan a ser admitidas en el hospital de Addis Ababa para ser operadas.

Becky visita nuestro país para ofrecer una conferencia el próximo día 11 de Abril en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid.


Más sobre el proyecto:
Proyecto Trampled Rose
Más sobre Becky Kiser en el blog de Hernán Zin:
La lucha contra la fístula en Etiopía

miércoles, 2 de abril de 2008

Maima Mahamud Nayem



Maima Mahamud Nayem, secretaria de Estado de Asuntos Sociales y Promoción de la Mujer del Frente Polisario.
Esta semana ha realizado una Entrevista en "Lapices para la paz" en la que comparte sus reflexiones sobre el presente y futuro de la sociedad saharaui, asi como del centro de formacion de mujeres de Dajla, que creó en 1999.
Fue retratada junto a otras 10 mujeres en el trabajo "Mujeres que cambian el mundo" del periodista Hernan Zin.
Maima Mahamud, un ejemplo de trabajo, coherencia y compromiso con su pueblo.

"...Mi único sueño es que haya un rincón en este infinito mundo para los y las saharauis, que puedan vivir en paz ya que hasta los pájaros tienen un lugar en el cielo."